domingo, 7 de abril de 2013

Bajo el yugo de la Reina

 Difícil encontrar el regalo adecuado el 14 de Febrero para una mujer tan especial como Queen Horten. Un presente con el cual demostrar todavía más entrega y sumisión hacia ella. Después de darle muchas vueltas a la cabeza y mirando catálogos y tiendas especializadas me picó la curiosidad como sacaría partido la Reina a un yugo. Compré uno metálico, con correas de cuero en los extremos y collar en el centro pudiendo cerrarse tanto las correas de las muñecas como el collar con candados. ¿Le gustaría el regalo a Queen Horten? ¿Como lo explotaría?

 Pronto se resolvieron todas mis dudas. Puse el regalo en su regazo, lo abrió con una sonrisa, una sonrisa que amplió cuando descubrió que es lo que había dentro del envoltorio en que se encontraba. Comprobó con curiosidad la disposición de las correas y del collar, el funcionamiento de los candados, sus llaves. "En la sesión de mañana habrá que usarlo ¿no?" dijo con un tono entre lo severo y lo pícaro.

 No pasaron veinticuatro horas cuando me encontré sentado al borde la la cama del dormitorio de la Reina. Apareció vestida de rojo, medias de rejilla y sus ineludibles y vertiginosos tacones realzando su figura sexy y elegante. Sin mediar palabra comenzó a ajustar el yugo a mi cuello y mis muñecas. Colocó los candados. El click de los candados al cerrarse ahorró todo tipo de instrucciones de Queen Horten, el simple sonido consigue el efecto psicológico de la sumisión total. Se sentó frente a mi, cruzó sus piernas, tomó la fusta y empezó a pasearla por mi abdomen, mis piernas, mi sexo. No tardó mucho en conseguir su propósitos. "Levántate" ordenó, me desnudó por completo. De pie ante ella pudo comprobar que había conseguido una vez más y sin tocarme siquiera que mi sexo estuviese completamente a su disposición y listo para ser torturado. Comenzó su labor de demolición, todavía podía hacerme sentir más próximo a la explosión que no debería producirse si la Reina no me lo permitía. Empleó la fusta para azotar mi pene, lo hizo repetídamente, lentamente, subió mis niveles de adrenalina hasta límites difícilmente tolarables.

 Terminada la primera parte del castigo comenzó la segunda. Queen Horten sabe administrar dolor y placer de tal manera que lo primero parece lo segundo, y el placer se convierte en tortura. Aprisionó mi pene entre sus piernas, las movió lentamente, me hizo estremecer, mis muñecas intentaban moverse pero el yugo hizo su función, mis covulsiones se encontraban una y otra vez con la resistencia de las correas, mientras mis ojos ya entreabiertos veían la majestuosidad de la Reina trabajando de forma metódica y sin piedad en su fin de tenerme totalmente poseído y bajo su control.

 


















Cuando creía que ahí iba aterminar mi inútil resistencia todo dió un giro inesperado. La Reina se levantó, detuvo de golpe su tortura. "Túmbate boca arriba". Agotado por la tensión me arrastré de espaldas por la cama. El yugo me impedía apoyar las manos para poder desplazarme por ella sin presionar al tiempo mi propio cuello. Queen Horten se sentó a mi lado, sacó un consolador y lo introdujo en mi boca, "Chupa, quiero que esté bien húmedo, voy a darme un poco de placer antes de dormir". Chupé el consolador mientras la Reina lo movía dentro de mi boca hacia atrás y hacia delante, cuando consideró que ya estaba a su gusto al menos pude contemplar como Queen Horten lo empleó con ella misma con habilidad, tanta como había demostrado tener con el yugo, sin duda una mujer nacida para dominar de forma natural. Cuando terminó sentenció: "Es un buen invento esto del yugo, lo emplearé más veces, ya verás como se me ocurren nuevas utilidades, estoy agotada". Y la luz se apagó.

2 comentarios:

  1. Una vez más maravillosa la sensualidad de Queen Horten y su dominio de la situación. En las fotos siempre se aprecia de que manera tan natural y relajada domina la situación. Es evidente que rezuma poder. Que es su situación natural , como la de los sumisos estar bajo su mando y adorarla.

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  2. Sin duda es así como Queen Horten se encuentra más a gusto, te lo aseguro Tom.

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