viernes, 17 de agosto de 2012

El poder del nylon

Siempre he elucubrado sobre la atracción de ciertos complementos femeninos, que sólo las Diosas saben usar, las faldas, los tacones, el nylon...y que hacen que el resto de mujeres parezcan algo desmañadas y torpes al lado de ellas. En eso la Reina es maestra, sabe de sus habilidades para jugar con todo eso, y el tremendo poder que ejerce sobre cualquier hombre que se sienta atraído por ellos y someterlo a su antojo, conmigo siempre lo ha hecho, y por eso supongo yo, la mente de la Reina no es fácil de descifrar, de cuando en cuando, aparte de las sesiones en las que soy totalmente dominado por ella le gusta hacer demostraciones    de fuerza, rápidas, contundentes, incontestables, en breves episodios en que deja claro su poder sobre mi.


 Una tarde y tras hacer unas compras, llegando a mi casa para dejarlas, y en el tiempo justo para volver a salir para acompañarla a cenar al restaurante, que como no podía ser de otra forma ella eligió para la ocasión, se sentó en el sofá del salón, y me pidió que le llevase algo de beber, cuando volví ni tan siquiera me dió tiempo a sentarme, dejó deslizar su falda un poco, cruzó las piernas con el estilo que sólo las Diosas tienen, sabe siempre que no puedo hacer nada ante el impacto que esa imagen me provoca, "¿Has visto mis nuevas botas?, ¡desnúdate!", sabía centrar todavía más mi atención sobre ella, no sólo con su imagen y sus movimientos, sino llevándome con las palabras justas hacia el objeto de mi debilidad. me quité la ropa y sin casi tiempo para terminar..."¡adóralas!".


 Estuve de rodillas, desnudo y a su merced lamiendo sus botas, y sintiéndome privilegiado de poder estar sometido a ella, teniendo una vista tan próxima de su belleza, de la definición de sus muslos, de su gesto serio, altivo...cuando consideró que me tenía suficientemente sometido comenzó con una nueva demostración de control, "¡ponte en pie!", así lo hice inmediatamente, me encontré tan sometido e indefenso como sólo ella sabe dejarme, de pie, desnudo, paralizado ante ella, por un momento abandonó su gesto soberbio de antigua reina castellana, y sonrió levemente sabedora de su triunfo, así me tuvo unos minutos hasta que en determinado momento se apiadó de mi, comenzó a juguetear con mi pene hasta que le gustó la excitación que logró alcanzar, me temía lo peor, y faltando unos minutos para tener que ir a cenar... la Reina como gobernante soberana a veces administra su magnanimidad, me permitió sentarme a su lado, y comenzó a frotar mi sexo con sus suaves y blancas manos contra el nylon que enfundaba sus preciosas piernas " no te corras hasta que yo diga", soporté todo esa dulce tortura el tiempo que indicó hasta que su voz, imperativa y   arrogante pronunció las palabras que esperaba con angustia "tienes permiso para correrte ahora, aprovecha", no me hizo muchas falta esforzarme mucho, la Reina sabía que estaba a punto de estallar, así fué una explosión de tensión y de placer, se me quedó mirando, nuevamente con su leve sonrisa de triunfo sobre mi, "venga, date prisa que llegamos tarde a cenar", no me arrodillé otra vez ante ella y volví a besar sus botas  por que efectívamente, el tiempo que la Reina había calculado para su demostración  había terminado...