lunes, 30 de enero de 2012

Legjob, footjob...las japonesas son las mejores

"Las japonesas son las mejores", desde que la Reina había tomado la costumbre de que le buscara material videográfico, para enriquecer las habilidades en su dominación, había repetido una y otra vez que las mujeres japonesas le parecían las que mejor habían logrado combinar la sensualidad con el control total y la tortura de sus esclavos, especialmente la exploración del fetichismo de los pies, se preguntaba sobre esos términos en inglés que hacían referencia a la excitación sexual por medio de los pies, los zapatos, las piernas, creo que le causaba cierta sorpresa tener ese poder sobre un hombre símplemente manejando lo que ella cuidaba tan bien y tanto potenciaba con su encanto, al menos sobre mi, el poder de las piernas estilizadas de la Reina soportadas sobre sus interminables tacones siempre me habían causado un impacto que me bloqueaba y me impulsaban a someterme a ella sin remisión.   


 Todo eso recordaba mientras permanecía firmemente atado a aquella silla, la Reina se situó detrás de mi y comenzó a desatar mis manos de mi espalda, y después los tobillos de las patas de la silla, estaba todavía bajo el estado de shock que ella me había provocado tras el tease que acababa de practicar ante mi, "túmbate en la cama"..."¡boca arriba!, imperativa, seca pero suave, como de costumbre, obedecí sus órdenes sin plantearme nada más, se acercó al borde de la cama y me colocó un antifaz sobre mis ojos, yo continuaba silencioso e inmóvil pese a encontrarme libre. Poco duró esta situación, noté como algo volvía a aprisionarme, pero esta vez eran mis muñecas que pronto se encontraron fuertemente sujetas a mis muslos, la Reina retiró el antifaz y volví a contemplarla en toda su belleza, sentada en el mismo borde de la cama, con su minivestido negro y sus tacones, cogió un pequeño bote que debía contener aceite, embadurnó sus manos con el líquido y empezó a masajear mi sexo, que continuaba al límite de la explosión, ella sonreía y disfrutaba de su control, mi pene destilaba a punto de estallar, pero ella sabía como moverse por la frontera de mi orgasmo manejándolo, controlándolo pero sin llegar a caer en él, empezó a frotar uno de sus pies contra él siguiendo el mismo ritual, la tortura era insoportable, no soportaba continuar en esa situación y al mismo tiempo no quería que terminara jamás, de repente y de forma inopinada atrapó mi pene entre sus muslos y comenzó a frotarlos, creo que nunca había experimentado una sensación más alienante que esa, tras horas de tortura y con muy poco esfuerzo para ella, que para mi era sin embargo un poder incontenible, el poder de sus preciosas, blancas y suaves piernas hizo saltar mi sexo por los aires...la Reina me miró, desnudo, atado y exhausto, y con su gesto característico triunfante una vez más sonrió.

domingo, 8 de enero de 2012

Tease & ¿Denial?

"No estoy satisfecha", a lo largo de toda la semana siguiente a la primera sesión la Reina lo repetía una y otra vez, tenía la impresión de que había cometido fallos, aunque yo me preguntaba cuales, "es mi primera vez" (como dómina se entiende), "no he tenido el control total" (supongo que se refería a tenerlo sobre ella misma, por que sobre mi lo tuvo totalmente)...en definitiva como de costumbre la Reina se mostraba exigente, incluso consigo misma, perfeccionista, supongo que todas estas distinguidas mujeres lo son, afortunadamente y por primera vez en mi vida caí esclavizado por una de ellas Queen Horten, y afortunadamente también la insatisfacción de la puesta en escena de su primera sesión provocó que tuviera la suerte de ser emplazado para una segunda enmascarada en una nueva invitación a cenar, teniendo en cuenta la ocurrido hasta el momento, invitación indeclinable.
 La cena se desarrolló tan plácidamente como era de esperar, y llegado el momento la Reina desapareció y tras unos minutos volvió a buscarme, majestuosa y sexy como siempre, esta vez con una lencería escogida para la ocasión, brillante, plateada, le daba todavía un aire mayor de mujer superior al resto, su liguero que sujetaba sus medias y los imprecindibles tacones con los que caminaba sonando sobre el piso como una exigencia irrefrenable a someterme, ordenó que me desnudara, abrochó el collar sobre mi cuello y me condujo a su habitación, ató mis manos, pasó una correa a través de la hebilla de mi collar y me hizo avanzar hasta una silla, se sentó, cruzó sus preciosas piernas y con un gesto de un dedo me indicó el suelo, no hicieron falta explicaciones, me arrodillé, la adoré, besé sus zapatos, lamí sus pies, pero en esta ocasión interrumpió mi adoración y me ordenó tumbarme boca arriba, ella se sentó en un taburete en paralelo a mi, quedé en la perspectiva más asombrosa que jamás había vivido contemplando la inmensidad de la belleza que acumulaba en el espacio que iba entre sus tacones y sus muslos, cruzó nuevamente sus piernas y comenzó a quitarse una de sus medias dejando a la vista la blancura y la suavidad de su piel, comenzó recorrer con su pie desnudo mi cuerpo mientras que con el que quedó enfundado en el nylon de la media que se dejó puesta aprisionaba mi cuello, nuevamente me veía desnudo, sometido y atado ante ella, nuevamente extasiado ante su presencia, con su pie desnudo excitó mis pezones, mi sexo, me llevó hasta el límite, pero la Reina cada vez más segura de ella misma se aseguró de que así fuese, sólo hasta el límite...
 "Levántate", me llevó hasta otra silla que había colocado ante su cama, me desató, pero sólo para prepararme para mi tortura final, volvió a atarme las manos a la espalda de la silla fuertemente, y los pies igual de firmemente a las patas, mi sexo hervía, la Reina controlaba el tiempo, la circulación de mi sangre, mi deseo...en ese momento por si no hubiese sido bastante lo vivido hasta entonces la Reina se sentó a los pies de su cama, delante de mi, se quitó la otra media, con una sensualidad extraordinaria, abrió sus piernas, movió un poco su ropa interior y cogió un consolador que había preparado tras ella, pude ver los labios de su vagina brillantes, de ella salían reflejos plateados, comenzó a masturbarse, la observaba maravillado, ver sus movimientos, oir su respiración agitada, sus cortos gemidos de placer, la Reina llegó a su orgasmo, recolocó su ropa, enfundó lentamente sus deseadas piernas en las medias y de nuevo se puso sus tacones, se acercó dominante hacia mi que permanecía totalmente atado a la silla y me preguntó entre imperativa y sensual como sólo ella sabe ser..."¿Y tu crees que vas a correrte hoy?, suplícame a ver si te dejo..."