En
el BDSM existe la creencia general o por lo menos eso a mí me parece
que las amas nunca o casi nunca practican la penetración con sus
esclavos, es una práctica que no gusta, no apetece, porque es
contraria a las prácticas fendom. Desde mi punto de vista lo
importante en una relación fendom son las preferencias y gustos de la domina, por
supuesto que existen amas que habitual o frecuentemente practican con
su esclavo la penetración, normalmente de forma diferente a una
relación vainilla o convencional, ella es la que controla la
situación desde el principio, la postura siempre suele ser de
dominación, salvo excepciones, sin posibilidad de que el esclavo
eyacule a no ser que ella se lo ordene o se lo permita, utilizan a su
antojo el cuerpo de su esclavo para su placer, y claro en este caso
el esclavo está feliz de la vida con la posibilidad de poder
penetrar a su ama aunque con muchas condiciones, normalmente su
movilidad es reducida porque está atado, sin posibilidad de mover
sus manos ni por supuesto tocar, o sin poder visualizar lo que está
sucediendo.
La
penetración es compatible con una relación fendom en la que la ama
decide que no es tan importante para ella causar dolor, sino que lo
que la apasiona es llevar al límite de la excitación al esclavo
controlando su cuerpo de tal forma que el placer le cause un
sufrimiento insoportable a la vez que placentero porque se le impide
a pesar de su estado de excitación alcanzar el orgasmo que le hace
suplicar que finalice esa situación a la que está siendo sometido,
llevar al sumiso al límite, bajar la intensidad de la estimulación
lo suficiente para impedirle la eyaculación una y otra vez,
conseguir que alcance un estado lo suficientemente álgido para que
suplique, se humille y obedezca todo tipo de órdenes, situación a
la que se le puede llevar de muy diversas formas…
La
verdad es que esta forma de sentir el fendom hace que la relación
sea tan intensa para los dos que a veces puede llegar a que la domina
sea permisiva con el sumiso y permita que alcance el clímax.
Soy
de las dominas que me gusta especialmente hacer sufrir a través del
placer, es sumamente placentera para mi esta practica por no decir
indescriptible y sublime, me apasiona llevar a mi sumiso a un estado
de excitación que no puede soportar que le lleva a la humillación.
Me
encanta controlar su cuerpo de diferentes formas, impedir que alcance
hasta que yo decida si lo decido el clímax, me gusta escuchar sus
suplicas mientras no puede soportar la situación a la que está
siendo sometido, para después tomar una decisión final, que por
supuesto puede variar según mi estado de ánimo, momento,
circunstancias o merecimiento de mi sumiso.
En
la anterior entrada mi esclavo os enseñaba mi nuevo regalo, en estas
fotos realizadas al inicio de la sesión se puede apreciar otra forma
de utilización del nuevo presente que me encanta utilizarlo y con un
resultado fantástico.
Siempre he leído que efectivamente ese control del placer del sumiso por parte de la Dómina puede ser una parte del adiestramiento del sumiso como tal. Que el negarle el placer en ocasiones o durante un tiempo determinado acaba volviendo al sumiso especialmente dócil para su Dómina. Realmente es algo que personalmente no he probado pero está claro que Queen Horten tiene claro que es así y además disfruta especialmente ejerciendo ese control. Y que mayor placer para un sumiso que agradar a su Dómina a pesar del sufrimiento que para el suponga la negación del orgasmo. Más aún sabiendo que el resultado de ello será un sometimiento no sólo físico si no mental aún mayor a su Dómina. Personalmente creo que ahondar en ese sometimiento y adoración del sumiso a su Dómina finalmente será un regalo para los dos ý una compenetración mayor en la relación esclavo-Dómina.
ResponderEliminarSiempre a los pies de Queen Horten.
Tom, estás acertado en tu comentario sobre mi post.
ResponderEliminarMuchas gracias Queen Horten. Me postro a sus pies para adorarla.
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